¿Para qué sirve el Calzado del Evangelio de la Paz?

En una guerra, ningún soldado puede pelear descalzo. El calzado es parte esencial de la armadura. Le permite moverse, sostenerse, avanzar y resistir sin caer. Lo mismo ocurre en la batalla espiritual. El calzado del Evangelio de la Paz no es un adorno: es una herramienta poderosa que protege, afirma y envía al creyente a cumplir su misión. Pero, ¿para qué sirve exactamente este calzado espiritual?

Para mantenernos firmes en medio del combate

En una batalla espiritual, el enemigo busca que perdamos el equilibrio emocional, mental y espiritual. Pero la paz que viene del Evangelio nos afirma en la verdad y nos da estabilidad.

“Estad, pues, firmes…” (Efesios 6:14)
El calzado nos permite resistir sin resbalar, incluso cuando todo a nuestro alrededor tiembla.

Para avanzar en terreno difícil

No fuimos llamados a quedarnos quietos. Dios nos llama a avanzar, conquistar, predicar y servir. Pero el camino no es fácil: tentaciones, oposición, pruebas…
El calzado del Evangelio nos permite caminar sin ser heridos por las trampas del enemigo.

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno.” (Salmo 23:4)

Para llevar el mensaje de la paz de Dios

El Evangelio no solo nos salva: nos envía. Cuando estamos calzados con el Evangelio de la Paz, somos embajadores de Cristo en este mundo en guerra, llevando el mensaje que reconcilia a los hombres con Dios.

“¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz!” (Romanos 10:15)

Donde vamos, llevamos luz, esperanza y paz en medio del caos. Nuestro calzado es nuestra disposición a predicar, a orar, a servir… ¡a luchar!

Para tener autoridad sobre el enemigo

Cristo nos dio autoridad espiritual para pisar sobre serpientes y escorpiones (símbolo de fuerzas demoníacas). El calzado representa esa autoridad. Caminamos con poder, no con temor.

“Os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo.” (Lucas 10:19)

No estamos a la defensiva: estamos en ofensiva, llevando el Reino de Dios a donde el enemigo ha sembrado destrucción.

Reflexión

• ¿Estás firme en la paz de Cristo o tambaleando por la ansiedad?
• ¿Estás avanzando en tu llamado o estancado por temor?
• ¿Estás compartiendo el Evangelio o callado en medio de una guerra espiritual?

Hoy más que nunca, necesitamos tener los pies bien calzados. ¡El campo de batalla nos espera!