Efesios 6 La Armadura de Dios: Qué Es, Para Qué Sirve y Cómo Usarla Cada Día

La vida cristiana es una batalla espiritual diaria. Usted no lucha contra personas, sino contra fuerzas espirituales de maldad que quieren apartarle de Dios. Pero el Señor no le ha dejado desprotegido. En Efesios 6:10-18, el apóstol Pablo le revela que Dios le ha provisto de una armadura completa para que pueda resistir en el día malo y mantenerse firme.

¿Qué es la armadura de Dios?

La armadura de Dios es espiritual que el creyente necesita para enfrentar las luchas del alma y del espíritu. Esta armadura es real, y se aplica a través de principios espirituales que usted debe asumir y aplicar en su vida diaria.

Vestirse con la armadura de Dios no es una opción, sino una necesidad. Es parte de su preparación diaria para vivir en obediencia, resistir las tentaciones y mantenerse firme en su fe.

¿Por qué necesita usted la armadura de Dios?

Porque el enemigo no descansa. El diablo anda como león rugiente buscando a quién devorar, y usted es su objetivo. Pero Dios, en su fidelidad, le ha equipado para que no sea vencido, sino vencedor. La armadura de Dios le permite:

• Resistir las mentiras del enemigo.
• Proteger su mente, su corazón y su fe.
• Permanecer firme en medio de las pruebas.
• Responder con autoridad espiritual.

Las piezas de la armadura de Dios

Cada parte de la armadura tiene un propósito específico. Veamos cómo debe vestirla y aplicarla a su vida diaria.

El cinturón de la verdad

La verdad es lo que le sostiene. Vivir ceñido a la verdad significa vivir con integridad, rechazar la mentira, y aferrarse a la Palabra de Dios. El enemigo es padre de mentira, pero usted puede resistirlo caminando en la luz.

Articulo completo: El cinturón de la verdad

La coraza de justicia

Esta coraza protege su corazón. Se refiere tanto a la justicia de Cristo, que usted ha recibido por fe, como a la vida recta que debe practicar. Un corazón cubierto de justicia está a salvo de la culpa, la condenación y la manipulación espiritual.

Articulo completo: Todo sobre la coraza de justicia

El calzado del evangelio de la paz

Un buen calzado le da firmeza. El evangelio le permite mantenerse firme en la paz de Dios, y también estar listo para compartir ese mensaje de salvación. Cuando usted camina en paz con Dios y con los demás, está preparado para cualquier terreno espiritual.

El escudo de la fe

La fe apaga los dardos de fuego del maligno. Cuando vienen pensamientos de duda, temor o acusación, usted levanta el escudo al confiar en las promesas de Dios. La fe no es un sentimiento, es una decisión de confiar aunque no vea.

El yelmo de la salvación

Este casco protege su mente. Usted necesita recordar cada día que es salvo, perdonado, redimido. El enemigo ataca con pensamientos negativos y destructivos, pero su mente debe estar llena de la verdad de Dios y de su identidad como hijo del Rey.

La espada del Espíritu

Es la única arma ofensiva en toda la armadura, y representa la Palabra de Dios. No basta con tener una Biblia; usted debe conocerla, meditarla y declararla. Escrito está: con la Palabra, usted puede vencer toda tentación y ataque espiritual.

La oración: el poder que activa la armadura

Pablo termina su enseñanza diciendo: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:18). La oración es lo que mantiene activa y viva cada parte de la armadura. No se trata de un ritual, sino de una vida de comunión constante con Dios.

¿Cómo puede aplicar esta armadura en su vida diaria?

• Comience cada día en oración, pidiendo al Señor que le vista con su armadura.
• Lea y medite en la Palabra de Dios para fortalecer su fe y su entendimiento espiritual.
• Decida caminar en integridad, justicia y paz.
• Cuando sienta que flaquea, recuerde que su victoria no está en sus fuerzas, sino en Cristo.
• Use la Palabra para resistir tentaciones y declarar la verdad cuando el enemigo le ataque.

Resumen

Usted ha sido llamado a pelear la buena batalla de la fe. No está solo ni desarmado. El Señor le ha provisto de una armadura poderosa para que pueda permanecer firme, resistir al enemigo y salir victorioso. No se la quite. No la descuide. Póngasela cada día con fe, en oración y en obediencia.