
La Coraza de Justicia Protege su Corazón de las Acusaciones del Enemigo.
“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.”
— Romanos 8:33 (RVR1960)
Uno de los ataques más sutiles y destructivos del enemigo es la acusación. Satanás, cuyo nombre significa “el acusador”, trabaja constantemente para señalar sus errores, recordarle su pasado y sembrar dudas sobre su posición en Cristo.
En esta batalla invisible, su corazón necesita protección. Esa protección es la coraza de justicia. ¿Cómo le defiende esta armadura de los dardos envenenados de la culpa y la condenación? Acompáñeme a descubrirlo.
1. Satanás, el gran acusador
La Biblia describe al diablo como el que “acusa a los hermanos delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10). Su objetivo es destruir su confianza en Dios y hacerle sentir indigno de acercarse al Padre.
Sus armas son:
- La culpa por los pecados del pasado.
- La vergüenza por sus errores.
- La duda sobre su salvación.
- La comparación con otros creyentes.
2. El corazón: el blanco principal
El corazón representa su voluntad, emociones y conciencia. Si el enemigo logra herir su corazón con acusaciones, puede:
- Apagar su deseo de orar.
- Frenar su avance espiritual.
- Causar que se esconda de Dios.
- Llenarle de miedo o desánimo.
Por eso, el Señor le da una coraza que cubre directamente esa área: la justicia.
3. ¿Cómo protege la coraza de justicia?
a) Le recuerda que ya ha sido justificado
Usted no está siendo juzgado. ¡Ya fue justificado por la fe en Cristo! (Romanos 5:1). La justicia de Cristo le cubre. Dios no lo ve con los ojos del juicio, sino a través de la obra redentora de su Hijo.
b) Le permite rechazar las acusaciones
Cuando Satanás le diga: “Eres un hipócrita”, usted responde:
“No soy perfecto, pero soy justificado por la sangre del Cordero.”
Cuando le diga: “Dios no puede usarte”, usted declara:
“No me uso a mí mismo, es Cristo en mí el que obra.”
c) Le permite acercarse a Dios con confianza
Vestido con la coraza de justicia, usted no se esconde como Adán, sino que se acerca con libertad al trono de la gracia, sabiendo que ha sido perdonado, restaurado y aceptado (Hebreos 4:16).
4. La justicia: un escudo para la conciencia
Muchos cristianos viven bajo una conciencia acusadora, creyendo que Dios está constantemente enojado con ellos. La coraza de justicia le protege de esa trampa espiritual.
- El Espíritu Santo convence de pecado para restaurar.
- El enemigo acusa para destruir.
La diferencia está en que el Espíritu siempre lo conduce al perdón, mientras que Satanás lo aleja de la gracia. La justicia de Cristo es su ancla para no ser arrastrado por esa mentira.
5. Ejercite esta protección
No basta con saber que tiene la coraza. Debe vestirla intencionalmente cada día:
- Declare la Palabra sobre su vida.
- Rechace las acusaciones en su mente.
- Recuerde su identidad: redimido, perdonado, justificado.
- Permanezca en comunión con Dios, no en condenación.
Resumen
La coraza de justicia es más que una doctrina; es su defensa personal contra el ataque más íntimo del enemigo: la acusación. Cuando usted se apropia de la justicia de Cristo, no hay dardo que atraviese su corazón.
Levántese hoy como un guerrero justificado. No hay acusación que prevalezca contra usted, porque Dios es el que le ha declarado justo.
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