
Dios no le ha dado la armadura espiritual para que solo la estudie o admire. Él le llama a vestirse con ella cada día, y en particular con la coraza de justicia, una defensa contra los ataques del enemigo.
Pero ¿cómo se aplica esta verdad de forma práctica? ¿Qué significa “ponerse” la coraza en el contexto de la vida diaria? Hoy lo descubrirá paso a paso.
Comience por su identidad: Usted es justo en Cristo
Antes de vivir en justicia, debe creer que ha sido justificado. No por sus obras, sino por la fe en la obra de Jesús (2 Corintios 5:21). Esa justicia le cubre como una coraza.
Aplique esta verdad al comenzar el día:
“Señor, gracias porque hoy me levanto justificado. No camino en condenación. Tú me ves limpio en Cristo.”
Esta afirmación fortalece su mente y su corazón, y le recuerda que no necesita ganarse el amor de Dios. Ya está cubierto.
Viva de forma coherente con esa justicia
Vestirse con la coraza no es solo recordar una posición espiritual. También implica vivir en rectitud, de forma íntegra, evitando lo que contamina su corazón.
- Hable con verdad
- Actúe con honestidad
- Evite pecados ocultos
- Sea justo en sus decisiones, aun cuando nadie lo ve
La justicia vivida fortalece su defensa espiritual.
Cuide lo que entra a su corazón
El enemigo busca penetrar su corazón por medio de pensamientos, tentaciones, ofensas o heridas. La coraza no es automática: usted debe vigilar.
Pregúntese a diario:
- ¿Este pensamiento honra a Dios?
- ¿Esta actitud refleja justicia?
- ¿Estoy dejando que entre amargura o pecado?
Aplique la coraza vigilando lo que permite en su interior.
Use la Palabra como fundamento
La coraza se afirma con la verdad bíblica. Cuando usted lee, medita y declara la Palabra, fortalece su justicia interior y se protege de las mentiras del enemigo.
Ejemplos de declaraciones para su día:
“No hay condenación para mí, porque estoy en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
“He sido lavado, santificado y justificado” (1 Corintios 6:11).
“Dios es mi justicia; no temeré a las acusaciones” (Isaías 54:17).
La Palabra es su recordatorio constante de la coraza que lleva puesta.
Rechace las mentiras y acusaciones
Satanás no dejará de lanzar sus dardos. Pero usted puede detenerlos con su coraza:
- Cuando venga la culpa → recuerde: “Soy justificado en Cristo.”
- Cuando venga la vergüenza → declare: “Ya no soy esclavo, soy hijo de Dios.”
- Cuando venga la acusación → responda: “Dios es quien me justifica.”
No dialogue con la mentira; respóndala con la verdad.
Persevere en oración
La coraza se mantiene firme cuando usted permanece en comunión con Dios. La oración fortalece su espíritu, limpia su corazón y renueva su conciencia.
Ore cada día antes de salir al mundo:
“Padre, hoy me visto con Tu justicia. Guárdame de todo lo que pueda herir mi alma. Que mi corazón permanezca puro y firme en Ti.”
Resumen
Vestirse con la coraza de justicia no es un acto simbólico, es una disciplina espiritual diaria. Es reconocer quién es usted en Cristo y vivir de forma coherente con esa identidad.
Mientras más aplique esta verdad, más firme permanecerá. Usted no está desprotegido. Su corazón está cubierto por la justicia de Dios.
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