Muchos creyentes enfrentan pruebas, conflictos y ataques sin comprender del todo lo que ocurre en el plano espiritual. El apóstol Pablo, en Efesios 6:12, nos revela una gran verdad: nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra enemigos espirituales. ¿Qué significa esto realmente? En este artículo le comparto su significado, cómo se aplica en la vida cristiana y cómo usted puede prepararse para esta batalla invisible.
¿Dónde aparece esta expresión?
La frase completa se encuentra en Efesios 6:12 (Reina-Valera 1960):
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Pablo habla aquí de una lucha espiritual que todos los creyentes enfrentan. Esta batalla no es física, ni contra personas de carne y hueso, sino contra fuerzas espirituales malignas que operan en el mundo.
¿Qué significa “no tenemos lucha contra sangre y carne”?
Esta expresión significa que nuestro verdadero enemigo no son las personas, ni los gobiernos, ni las circunstancias visibles. Aunque a veces los ataques puedan llegar a través de seres humanos, detrás de muchas situaciones se esconden influencias espirituales malignas que buscan dañar su fe, su familia y el propósito de Dios en su vida.
¿Quiénes son estos enemigos invisibles?
Pablo menciona cuatro niveles de fuerzas espirituales malignas:
- Principados: Espíritus con autoridad sobre regiones o territorios.
- Potestades: Fuerzas que ejercen poder y dominio en ciertas áreas de la vida humana.
- Gobernadores de las tinieblas: Demonios que promueven el pecado, la mentira y el caos en el mundo.
- Huestes espirituales de maldad: Espíritus malignos que atacan directamente la mente, el alma y el cuerpo.
¿Cómo se manifiestan estas fuerzas hoy?
Estas influencias malignas pueden actuar de muchas maneras:
- Divisiones familiares o ministeriales
- Pensamientos de derrota, duda o ansiedad
- Tentaciones intensas o persistentes
- Ambientes cargados de odio, confusión o violencia
- Obstáculos espirituales sin explicación aparente
¿Cómo debe responder usted como creyente?
Dios no nos ha dejado indefensos. Pablo nos exhorta a vestirnos de toda la armadura de Dios (Efesios 6:11) para poder resistir los ataques del enemigo:
- La verdad como cinturón
- La justicia como coraza
- El evangelio de la paz como calzado
- La fe como escudo
- La salvación como casco
- La Palabra de Dios como espada
- La oración constante como cobertura
¿Por qué es importante recordar esto?
Cuando usted comprende que la lucha es espiritual, deja de enfocarse en las personas como enemigos y aprende a orar, interceder y resistir al diablo con autoridad. Esta perspectiva fortalece su fe y le da claridad para actuar en obediencia a Dios.
Resumen
“No tenemos lucha contra sangre y carne” es una advertencia y una revelación. Como hijo de Dios, usted está en medio de una batalla espiritual, pero no está solo. En Cristo tenemos autoridad, armas espirituales y la victoria asegurada. Vístase cada día con la armadura de Dios y permanezca firme, sabiendo que el Señor pelea por usted.