En nuestra vida cristiana, hay momentos en los que vemos a personas que actúan con maldad y, sin embargo, parecen prosperar. Esto puede inquietarnos, desanimarnos o incluso provocar que cuestionemos nuestra fe. Sin embargo, la Palabra de Dios nos da una instrucción clara: «No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad» (Salmo 37:1).
1. La impaciencia abre puertas equivocadas
Cuando permitimos que la impaciencia gobierne nuestro corazón, dejamos que el enemigo siembre semillas de amargura, enojo o desesperanza. La impaciencia nos hace olvidar que Dios tiene el control de todo y que Él obra en Su tiempo perfecto.
En la guerra espiritual, la impaciencia es peligrosa porque nos puede llevar a actuar por impulso, sin discernimiento, y alejarnos de la voluntad de Dios.
2. Los malignos tienen un final asegurado
El Salmo 37 continúa diciendo:
«Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán» (Salmo 37:2).
La prosperidad aparente de los injustos es temporal. Aunque hoy parezca que ganan, la justicia de Dios es ineludible. Nosotros no debemos gastar nuestras fuerzas en compararnos con ellos, sino en permanecer firmes en Cristo.
3. El llamado: confiar y hacer el bien
Dios nos enseña a reemplazar la impaciencia con fe activa:
«Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad» (Salmo 37:3).
Mientras el mundo se llena de ansiedad y competencia, el creyente avanza con pasos de fe, sabiendo que Dios honra a quienes le obedecen.
4. La mejor estrategia espiritual es esperar en Dios
En la guerra espiritual, esperar en el Señor no significa pasividad, sino mantenerse en oración, vigilante y obediente, aunque las circunstancias no cambien inmediatamente.
El versículo 7 nos exhorta:
«Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él; no te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades».
Esto es una estrategia de victoria: mantener la paz interna y la confianza en Dios, sin dejarse arrastrar por la ira o la frustración.
5. Oración para vencer la impaciencia
Señor, enséñame a confiar en tu justicia y en tus tiempos. Líbrame de la impaciencia y de la envidia hacia quienes prosperan en la maldad. Ayúdame a esperar en Ti con fe y a vivir haciendo el bien. Amén.
En la guerra espiritual, la verdadera victoria no es reaccionar ante la maldad del mundo, sino mantener nuestro corazón alineado con el corazón de Dios. No te impacientes, porque tu futuro está seguro en las manos del Señor.
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